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Galería de imágenes de la fotógrafa Allison Joyce. Cuarta parte

En su trabajo, Allison Joyce explora historias sobre derechos humanos, problemas de género y empoderamiento que desafían la percepción de Asia del Sur como región plagada de pobreza y división. En 2009, la fotógrafa de Canon cambió las bulliciosas salas de redacción de Nueva York por la vida como corresponsal (fotoperiodista autónoma que contribuye de forma regular con medios de comunicación) en Bangladesh e India, donde ha trabajado para Getty Images, publicaciones internacionales, agencias de noticias, clientes comerciales y ONG. Pronto su presencia física se convirtió en apego emocional. Aquí, habla sobre cruzar la línea entre una fotoperiodista observadora y una activista.

Allison creció en Boston y empezó su carrera en Nueva York como fotógrafa para el Daily News y el New York Post, donde se formó en el ciclo local de noticias las 24 horas. «Un día podía pasar de cubrir una gran noticia nacional a una conferencia de prensa, una mujer cuyo gato había sido rescatado por los bomberos, una sesión de retratos y luego a una reseña de un restaurante. Fue una formación fantástica», afirma.

Pero en 2009, Allison tomó la decisión de dejar Nueva York para viajar a Asia del Sur, lo que la llevó a su nueva vida como corresponsal en la región. «Preparé la maleta solo para seis meses, para fotografiar historias en India y Bangladesh. Eran lugares a los que podía viajar con un presupuesto ajustado durante mucho tiempo y en los que al mismo tiempo podía encontrar el tipo de historias que quería contar. Esos seis meses me cambiaron la vida. Me di cuenta de que no quería ser autónoma residente en Estados Unidos, quería contar historias en Asia del Sur. Desde entonces he estado de acá para allá entre Bangladesh e India».

Narrando historias inesperadas

El trabajo de Allison es una combinación de encargos para Getty Images e historias de formato largo que ha buscado por su cuenta. «Aproximadamente el 80-90 % de las historias en las que trabajo aquí tiene que ver con cosas que me llegan realmente al corazón», continúa. «Me da la sensación de que India recibe mucha atención de los medios, pero tiendo a buscar historias que no esté cubriendo la mayoría de la gente. Bangladesh tiene la misma cantidad de historias interesantes que India, y también merecen ser contadas».

Su inversión en el país emana de su pasión por sus bellos paisajes y por la gente de Bangladesh. «Creo que la gente es la más hospitalaria y cercana que he conocido nunca, y el campo es maravilloso: es natural, puro y tiene el verde más verde que jamás hayas visto, con ríos azules por todas partes», considera. «Las historias que cubro son historias que no se han contado antes. No quiero sonar como la típica fotoperiodista, pero creo que algunas de estas historias tienen potencial para marcar una diferencia».

El tema de una de sus primeras historias en Bangladesh fueron las viudas de los tigres (en su serie Tiger Widows) en Sundarbans, un vasto bosque en la costa del Golfo de Bengala. «Al principio fui allí para cubrir otra historia, pero por casualidad me crucé con el funeral de un hombre al que había matado un tigre. Cuando empezamos a hacer preguntas, descubrimos que los ataques de tigres habían aumentado durante los últimos dos años debido al cambio climático, que está haciendo que los campos sean más salinos. Cada vez más gente se adentra en el bosque para subsistir, donde están en mayor riesgo. Me pareció fascinante. También descubrí que todos tenían una historia realmente interesante, lo que me animó a trabajar en los problemas sociales que hay allí».

Las chicas surfistas de Bangladesh

En 2014, el increíble proyecto de Allison sobre las chicas que aprendían surf en Bangladesh se publicó en todo el mundo, en revistas como TIME y National Geographic. «Comenzó como un pequeño encargo para Getty para cubrir el panorama del surf en Cox's Bazar», explica. «Estuve tres o cuatro días allí fotografiando a los hombres en el club de surf y sus vidas diarias. Sin embargo, poco después, supe que uno de los hombres había tomado bajo su protección a las chicas de la playa (que venden aperitivos y artículos de recuerdo) y había empezado a enseñarles a hacer surf y montar en monopatín. No había visto chicas como ellas en ninguna parte de Asia del Sur: los hombres las acosan en la playa y ellas ofrecen resistencia. Me sorprendió enormemente. En ese momento llevaba muy poco tiempo en Bangladesh, pero estaba aprendiendo rápidamente lo intensamente patriarcal que es el país, así que pensé: 'vaya, chicas haciendo surf es una historia asombrosa'».

«Se convirtió en un proyecto a largo plazo para mí y empecé a visitarlas un par de veces al año. Se convirtió en una de las historias en las que decidí que no podía ser una mera observadora. Por eso el año pasado y el anterior, cuando las chicas no conseguían suficiente dinero para comer o alimentar a sus familias, puse en marcha un sitio web de recaudación de fondos para ayudarlas a conseguir comida cada mes».

Normalmente no se considera apropiado involucrarse con los sujetos cuando trabajas como fotoperiodista, pero Allison es pragmática. «He influido en la historia y creo que lo único que puedo hacer al respecto es afrontarlo. Fui una purista del fotoperiodismo durante mucho tiempo, pero es algo más fácil de decir que de hacer. Ante todo eres un ser humano y, cuando ves a una persona pasando hambre, tienes que tomar una decisión».

Ayudando a niñas y mujeres vulnerables

Además de su largo proyecto con las chicas surfistas de Bangladesh, cargado de intensidad emocional, Allison ha disfrutado de algunos reconfortantes encargos puntuales. En 2016, un encargo de la revista Marie Claire la llevó a fotografiar el instituto Veerni, una institución benéfica privada en Rayastán (India) que se dedica a ayudar a las jóvenes de pueblos rurales en riesgo de matrimonio infantil.

«Las chicas disfrutan de alojamiento, tutores privados y comida saludable, y acuden a una fantástica escuela privada», comenta. «Me encantó cubrir la historia porque con frecuencia se habla solo de lo que va mal». Muchas de las chicas que han pasado por el internado han llegado a la educación secundaria y han conseguido becas para financiar sus estudios universitarios.

En la actualidad, Allison está muy integrada en Asia del Sur y está totalmente entregada a su trabajo allí. «Durante los últimos años he tenido la suerte de recibir encargos en los que un editor me escribe por correo electrónico y me dice: '¿puedes cubrir esta historia?'. Y en esta región siempre es algo en lo que estoy interesada».

«Recientemente, tuve la fortuna de obtener una subvención de una ONG que me ha permitido pasar los últimos siete meses trabajando en una historia sobre tráfico sexual. Es la primera vez que he conseguido financiación suficiente para cubrir la historia en profundidad y hacerlo a mi modo durante tanto tiempo».

Puede que Bangladesh sea un país pequeño, pero Allison Joyce y su trabajo continuarán para garantizar que sigamos prestando atención a ese país y sus gentes.

Escrito por Lottie Davies - Website oficial de la autora: Allison Joyce